El pasado jueves 23 de febrero acudimos un grupo de colegiados a la Base Aérea de Torrejón, en un máximo de 15 personas (por indicación expresa de la sección de relaciones publicas de la base) que nos habría gustado fuese más númeroso.
Con respecto a la visita, se nos llevó en primer lugar al salón de conferencias del Grupo 43, donde nos expusieron sus actividades en la lucha contra incendios con los aviones bomberos Canadair CL-450 de los que España posee 18 y que estan distribuidos por las distintas bases de las regiones aéreas, en función del riesgo de incendio que haya en ese momento.
Posteriormente se nos invitó a subir en un avión Canadair, donde pudimos observar los detalles de los contenedores de agua, de una cabida de seis metros cúbicos, así como de las pequeñas boquillas dinámicas de carga que el avión hace a velocidad. También observamos los grandes portalones de descarga, cuya eficacia, según nos informaron, es más debida a la energía cinética de choque y arrastre por el suelo que por la humedad inherente del agua.
A posteriori nos trasladamos al ALA 12 en los cinco coches que nos autorizaron a pasar a la base. En el ALA 12 están instalados los aviones de combate EF-18 del fabricante americano Mc Donnell Douglas (MacAir). Aquí, al igual que en el Grupo 43, nos dieron una conferencia en el salón de actos sobre la historia de la adquisición de los mismos. Hay que decir que a los que participamos en su análisis y decisión de compra de los mismos a finales de los años setenta, dentro del Programa FACA (Futuro Avión de Combate y Ataque), nos supo a poco.
Acabó la reunión con una visita a los hangares donde estaban los F-18 y donde nos explicaron las últimas hazañas con ellos, dentro de los ejercicios y misiones militares de la OTAN, como fue la participación en los asuntos de Yugoslavia o en la Primavera Árabe.
Bajo mi punto de vista ha sido una visita a la mayor base aérea española en que hemos palpado el actual material aeronáutico militar, aunque debiera haberse realizado con mayor profundidad técnica, en concreto el haber visto las tripas de los aviones en los talleres de mantenimiento, viendo los sistemas despiezados y los bancos de prueba, así como los simuladores. Todo esto lo lanzamos como sugerencias constructivas para futuras visitas.
Lucas Cancela
Vocal de la AIAE